María Mercedes Martínez Carrizo es una panameña orgullosa de sus raíces, con la misión de mejorar las condiciones de los más vulnerables y trabajar en políticas que resguardan la dignidad humana. Siempre admiró el trabajo de los organismos internacionales y las oenegés que están siempre dispuestos a cumplir su misión de prevenir y aliviar el dolor humano. Es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Santa María la Antigua de Panamá, con una maestría en derechos humanos de la Universidad de Northwestern, en Chicago. “Durante mi especialización, fui escogida para formar parte de una clínica en derechos humanos en la que trabajé bajo la supervisión de la profesora Sandra Babcock en la defensa de condenados a muerte en el estado de Texas”, comenta Martínez durante una entrevista para Mía Voces Activas. Entre otras cosas, añade que hacer una pasantía en el Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, le permitió trabajar durante siete meses para la Cámara de Juicio en el caso de Mico Stanišic y Stojan Župljanin, ambos acusados de crímenes de guerra y de lesa humanidad, en donde fue la responsable de marcar evidencia en la Corte, así como de redactar una sección de la sentencia sobre responsabilidad individual criminal. “Fue un gran honor ser reconocida por mi trabajo en la Corte con el premio Sir Richard May Award, otorgado a jóvenes profesionales que contribuyen significativamente con el derecho humanitario internacional”, relata la oriunda de Penonomé, provincia de Coclé. Esta historia la llevó a formar parte de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) y a trabajar “de la mano con colegas y voluntarios de una admirable vocación de servicio, que reflejan los principios fundamentales sobre los que está cimentado nuestro movimiento internacional, exponiendo sus vidas para proteger, salvar y dar voz a los más olvidados”. Martínez nos comparte sobre su labor humanitaria en la FICR y cómo la crisis mundial de la covid-19 cambió la gestión de la Cruz Roja Internacional.
¿Cómo llegas a ser miembro de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja?
Una vez culminada mi pasantía, retorné a Panamá, y a inicios de 2012 fui contratada por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y Media Luna Roja (FICR), en la oficina regional para América como oficial legal del Programa de Derecho Relativo a Desastres. Sentí gran fascinación por trabajar para un organismo de este calibre y a la vez ser parte de un programa que desarrolla una rama nueva de derecho. Desde un inicio reconocí lo innovador de apoyar a los gobiernos a través de sus Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en la revisión, redacción y mejoramiento de su normativa para la gestión efectiva de desastres. Mi trabajo en la región me permitió brindar asesoría técnica a más de 15 Estados del continente, así como a organismos subregionales. Tuve igualmente la oportunidad de ser desplegada a Etiopía para apoyar al equipo regional de África en sus proyectos normativos de fortalecimiento de políticas de gestión de desastres, trabajando de la mano con la Unión Africana. Años más tarde, fui nombrada coordinadora regional de Abogacía Legislativa para América, lo que me permitió negociar acuerdos transfronterizos y mecanismos de coordinación regional para facilitar la entrada y gestión de la asistencia humanitaria internacional durante emergencias de gran magnitud. Posteriormente fui nombrada coordinadora regional de Derecho Relativo a Desastres para toda África con sede en Nairobi. Han pasado dos años y medio desde que asumí este cargo en el que cubro, junto a mi equipo, 49 países, lo que corresponde a África sub-sahariana.
¿Cómo es la relación de la Federación con la Cruz Roja Panameña?
La Cruz Roja Panameña es una de las 192 sociedades nacionales pertenecientes a la Federación Internacional. La relación entre ambas entidades es muy estrecha al albergar en su territorio a la oficina regional de la FICR para toda América y Caribe. La Cruz Roja Panameña ha jugado un rol preponderante en las negociaciones con el Gobierno panameño que llevaron a la materialización del hub humanitario y nuestras bodegas en Panamá Pacífico. Durante mi trabajo en la oficina regional para América, tuve el honor de trabajar de manera muy cercana con la Cruz Roja Panameña en apoyo a las negociaciones de un acuerdo transfronterizo con la Cruz Roja Costarricense y las respectivas autoridades de ambos países, a fin de facilitar la asistencia humanitaria en el cordón fronterizo.
Ocupas una posición importante dentro de la FIRC, ¿un líder nace o se hace?
Estoy convencida de que un líder se hace, todos tenemos el potencial de convertirnos en nuestra mejor versión y de desarrollar nuevas capacidades y habilidades. Primero tenemos que trabajar en nuestro liderazgo personal y en el control de nuestras emociones y con el ejemplo, podremos inspirar y empoderar a otros. La confianza en nosotros mismos se va desarrollando con los años, por lo que hay que tener paciencia, especialmente en este momento en el que vivimos en la era de la inmediatez. Es crucial aprender a escuchar con atención indivisible, rectificar y reconocer cuando nos equivocamos y sobre todo, nunca dejar de aprender. Personalmente, me considero una estudiante de la vida y me he puesto como meta aprender algo nuevo cada día. Todos somos trabajadores en progreso y en la medida en la que reconozcamos que siempre hay espacio para mejorar y estemos dispuestos a recolectar experiencias y lecciones, estaremos puliendo, dándole forma y carácter al líder que llevamos dentro.
¿Qué opinas sobre la igualdad o equidad de género?
Hay dos aspectos a considerar y ambos son fundamentales. Tenemos por un lado la igualdad de género que se refiere a qué tanto hombres como mujeres somos iguales ante la ley, lo que quiere decir que tenemos iguales derechos y obligaciones. Por otro lado, cuando hablamos de equidad de género nos referimos a reconocer las necesidades respectivas de cada género y la importancia de lograr un desarrollo adaptando esas necesidades de cada género. Igualmente nos referimos al acceso a oportunidades, distribución y remuneración justa de recursos, a igual trabajo igual salario, y en este sentido la meta es poder alcanzar un poder social equitativo y justo. Con relación a la equidad de género de manera general, pienso que hay mucho que hacer, pese a que se han dado cambios positivos, pero como es un tema muy general, siento que esto requiere de un esfuerzo multinivel y de todos los miembros de la sociedad. Es una responsabilidad de todos.
¿Y qué hay del empoderamiento femenino?
Esto se trabaja desde casa e involucra un cambio de actitud, empezando por la definición de roles y expectativas que se tiene de cada género; esto tiene que cambiar. No es solo una tarea de gobiernos promoviendo la equidad e igualdad mediante políticas y leyes. La igualdad, como tal, existe en nuestra Constitución y en nuestras normativas, pero ahora tenemos que equiparar esa igualdad con la equidad de género; para lograrlo tenemos que promover un cambio de actitud de todos los miembros de la sociedad.
¿Cómo describes tu rol en el campo de ayuda humanitaria en el mundo?
Soy muy afortunada de pertenecer a un programa conformado en un 95% por mujeres. Es muy inspirador saber que en todas las regionales y a nivel global, el programa está dirigido por mujeres, y que juntas estamos construyendo una nueva disciplina de derecho que influye e impacta políticas públicas para el manejo eficiente de desastres, reducción de riesgo y adaptación al cambio climático, y todo esto con un enfoque de género, inclusión y protección a los derechos humanos. A nivel de la FICR es un orgullo pertenecer a un organismo internacional cuyo equipo de liderazgo global está proporcionalmente dividido entre mujeres y hombres, en igual número. Más inspirador aún es contar con una mujer a la cabeza del Departamento de Operaciones de toda la organización, quien maneja nuestras intervenciones en el terreno y diseña nuestras operaciones de emergencia.
¿Cuál es la fórmula para alcanzar el éxito?
No sé si existe una fórmula per se, pero estoy segura de que hay varios elementos que nos encauzan en la dirección correcta y pueden influir positivamente en los resultados. Lo primero es actuar en todo momento con integridad, tener una actitud proactiva y orientada a soluciones, ser humilde, valorar la diversidad y rodearse de personas con distintas habilidades. Adicionalmente, ser un estudiante perenne, aprender lo más posible y en distintas áreas; saborear los momentos y estar 100% presente dondequiera que nos encontremos.
Hablemos de tu compromiso en África. ¿Qué es lo más desafiante que has enfrentado?
Es particularmente difícil trabajar en contextos con varias crisis confluyendo a la vez. Territorios en conflicto armado que experimentan desastres naturales, exacerbando aún más las vulnerabilidades a las que están expuestas esas poblaciones. Aunado a ello, el acceso a recursos, alimentos y medios de vida se ve directamente afectado por el cambio climático, lo que igualmente está trayendo como consecuencia el aumento de la movilidad humana. En medio de estos contextos multicrisis es impresionante ver cuán resilientes son las comunidades y su disposición a adaptarse al cambio climático.
¿De qué forma cambió la crisis sanitaria de la covid-19 la gestión de la FIRC?
La función principal de la FICR es el fortalecimiento de capacidades de nuestras 192 Sociedades Nacionales de Cruz Roja y Media Luna Roja, a fin de facilitar el cumplimiento de su mandato de auxiliares de los poderes públicos en el ámbito humanitario. En este sentido, la pandemia ha reforzado nuestra misión de garantizar la localización de la asistencia humanitaria, ya que son los actores nacionales quienes llevan el liderazgo de esta crisis. En emergencias de gran magnitud, actores internacionales han llevado en muchos casos las riendas de la respuesta, por lo que en 2016 en la Cumbre Mundial Humanitaria se acordó que la gestión de emergencias tiene que ser 'tan local como sea posible y tan internacional como sea necesaria'. Esta crisis ha reforzado nuestro enfoque como institución y ha demostrado el valor de nuestras sociedades nacionales, cuyos voluntarios y personal están apoyando de lleno las acciones de prevención y respuesta a la covid 19, junto a los ministerios de Salud.
¿Ha sido este el mayor desafío para la FIRC en su historia?
No considero que sea el mayor desafío de la FICR, el tiempo lo dirá años después. A lo largo de nuestra historia, desde la creación de la FICR, en 1919, hemos enfrentado muchas crisis entre las que se destacan la Segunda Guerra Mundial, el genocidio en Ruanda, el ébola, la crisis migratoria, por citar algunas. Considero que sin duda la pandemia está poniendo a prueba las capacidades nacionales de contención y manejo de la emergencia, y como secretariado de la FICR, estamos trabajando de manera incansable para brindar desde nuestra sede y oficinas regionales todo el apoyo técnico y financiero que requieran nuestras sociedades nacionales para responder de forma segura, coordinada y eficiente.
¿Es posible que el impacto económico de la pandemia desencadene nuevas olas de migración?
La crisis migratoria sin duda se incrementará en cuanto las fronteras se empiecen a abrir. África es uno de los continentes con el mayor número de desplazados internos y tal como lo confirmó la OMS, los devastadores efectos de esta pandemia pueden durar décadas; en este sentido, una tendencia que veremos en aumento es la migración.
En áreas de desastres, ¿tienen las mujeres una participación significativa en la toma de decisiones?
Nosotros trabajamos en todas las fases de la gestión de desastres. Desde la reducción de riesgos, la preparación, la respuesta y la reconstrucción. Desde la reducción de riesgos promovemos que las mujeres tengan una participación significativa en la toma de decisiones, que las mujeres cabezas de familia sean empoderadas y que tengan un entendimiento profundo del riesgo y que les permita responder a desastres. Con el organismo se realizan esfuerzos a nivel programático y de administración para lograrlo. Esto es un proceso y pienso que vamos en muy buen camino.
¿Qué aportes quisieras dejarle a Panamá?
Me gustaría mucho que Panamá se consolide como el líder regional de gestión de desastres. El Hub humanitario es sin duda un paso importante hacia esta dirección, sin embargo, podemos robustecer nuestros marcos regulatorios, no solo como país de envío de ayuda humanitaria, sino como país de tránsito y recepción. Quisiera ver a Panamá como un modelo de gestión eficiente del riesgo de desastres, con un enfoque de adaptación al cambio climático en cumplimiento con el Acuerdo de París y el Marco de Sendai.